26 de noviembre de 2008

Dame tu mano

“Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo”. (Mateo 15:14)

Transcurría la tarde y en la quietud de aquel recorrido en tren mis pensamientos revoloteaban observando el conocido paisaje y los rostros de los pocos viajeros que en aquella hora nos encontrábamos en aquel trayecto. Al llegar a una de las numerosas estaciones por las que íbamos pasando, subió una joven de unos veinte y pocos años, cálculo yo. Cuando se sentó en los asientos contiguos al mío quedando frente a mí me fije en ella. Era bonita, morena, de rostro tranquilo, y ciega. Sus ojos semicerrados tan solo le habían permitido conocer la negra y solitaria oscuridad. Tomó su móvil y sujetando entre sus piernas el bastón con el que se sentía segura para avanzar, hizo una llamada después de localizar a través del tacto, los números necesarios para efectuarla.
Coincidimos en la siguiente estación para apearnos, y al abrirse las puertas le ofrecí mi mano para ayudarla a bajar y después me despedí; pero al avanzar unos metros me di cuenta de la cantidad de obstáculos que se levantaban hasta llegar a la entrada del recinto de la estación por lo que me dirigí a ella con ánimo de seguirla ayudando. Agradecida me permitió acompañarla y ya una vez fuera me pidió que la ayudara a bajar unas escaleras que ya conocía de su trayecto diario. Le pregunté por su destino y coincidió con el mío en cuanto a la estación que debíamos de dirigirnos para coger el siguiente tren.
Dame tu mano - le dije - y ella la tendió, la tomé y comenzamos a andar. Le pregunté desde cuando sufría esa ceguera y me comentó que de nacimiento y que le parecía mejor que no haberla perdido después de haber conocido lo que era la visión. Le pregunté si creía en Dios y con una sonrisa en sus labios me contestó: No culpo a nadie por esto. Sabes que Dios te ama - le dije-. En cierta ocasión –continúe- los apóstoles refiriéndose a un ciego de nacimiento le preguntaron a Jesús, ¿quién pecó, sus padres o él para sufrir esta enfermedad? Jesús respondió: no es que pecaran sus padres o él, esto es para que la gloria de Dios se manifieste. Hablamos de Dios, de su poder y de lo que Él puede llegar a hacer en su vida y así seguimos hasta llegar a nuestro destino y allí nos separamos.
Dame tu mano y ella me la dio. No era una mano cualquiera, era la mano de una persona ciega que en aquel momento ponía su confianza en un extraño, en una persona desconocida de la que ignoraba cuales podían ser sus intenciones. Yo tomé su mano y sentí la responsabilidad de guiarla hasta su destino con el máximo de cuidado. Anduvimos, hablamos y reímos mientras nos dirigíamos a la estación. Le apuntaba y le dibujaba con palabras como era el suelo que iba a pisar y entendí su fragilidad y dependencia de mí. Su mano se aferraba a la mía que era para ella como un rayo de luz en medio de su negra y perenne noche.
Cuando el perdido tiende su mano para que le guiemos a Cristo ¿puede confiar en nosotros? ¿Somos responsables de nuestra acción? ¿Es nuestro testimonio luz para el ciego? ¿Nuestras palabras y nuestros hechos transcurren por el mismo camino?
Dios nos ayude a ser buenos y verdaderos guías para aquellos que andan todavía en tinieblas.

3 comentarios:

David dijo...

Hola!!

Que bonito testimonio, espero que Dios se pueda glorificar en ella como en aquél ciego, y que no sólo se coja de tu mano, sino de la de Jesús, qué gozo sería verdad Santi?

Admiro tu valentía para hablarle a una ciega de Dios...

Ayer me encontré con una vecina de mis suegros en el banco, está casada, tiene hijos mayores, ella debe tener unos 45 años, la saludé, hablamos, me preguntó por nosotros, le dije que Montse estaba en estado y demás, luego ella me explico que iba a abrir una tienda en la avenida Abad Marcet, le pregunté de qué, me dijo que le daba vergüenza decírmelo, le pregunté de cachondeo si no sería un Sex Shop, y con una risa de oreja a oreja va y me dice "sí, pero sólo para mujeres"... Dios santo!! Desde el principio estaba pensando en la manera de hablarle de Dios, y reconozco que ahí me dejó roto, no supe qué decir, comenzó a darme detalles y a alabar tan tremendo y próspero negocio, y yo no supe qué decir... puf, necesito práctica...

Pero en eso estamos!!!

Besonarros!!

Santi dijo...

R.I.P. (rábanos i pimientos)

¿Crees en Dios? una sencilla pregunta que llega a desconcertar al que se le dirige. Si, no; que importa su respuesta ya le he confrontado con la realidad que traspasa las edades. Ahora le espero en mi terreno para darle a conocer la verdad.
Crees en Dios, entonces porque actuas así. No crees en Dios, que sepas a lo que te enfrentas.

En fin, se que hay mucho poder en esa pregunta, tan solo nos queda cubrirla con amor y el dolor por esa alma y dejar que el Señor opere.

Me siento fuerte para desafiar a toda criatura con esa pregunta, ya que de ella va a depender su vida ahora y después.

A veces no es facil, pero cuando abres la boca para comenzar a pronunciarla sientes de golpe un respaldo y una fuerza tremenda que te impulsa a continuar.

Mientras esperaba el tren que iba en dirección contraria a María, que asi se llama la joven ciega, oraba a Dios por un milagro, por su necesidad, su soledad, por sus padres... y me acordaba de mi hija y daba gracias por no tener que pasar por ese dolor... Por este motivo no temo hablar de Dios al que aún no le conoce. Cuando rápidamente ocupas el lugar del que sufre y echas un vistazo a su vida, su entorno, su gente, su fin... Así me es más facil llorar y amarlo y desear ayudarlo.

Bueno no me imites se tal cual, pero en el amor sigamos una misma regla, dar la vida por los demás...

Lidia Matarin dijo...

Holaaa Santiaguuu!!

Desconocia esta faceta tuya tan tierna, como a mi siempre me tratas con la punta del pie y no con la de la mano....!!jajaja Y ademas me enseñas el cara al sol para molestarme, pues la verdad estoi celosa!!


Que experiencia más buena, debemos estar en guardia.Son tantas las oportunidades que tenemos de amar y de evangelizar que no necesitamos provocar situaciones para dar testimonio.En nuestro caminar cotidiano el Señor nos da mil y una oportunidades.


Que Dios te bendiga!!